Puede sonar exorbitante la cifra que las grandes consultoras solicitan anualmente a sus clientes, esta es la razón por la que la industria lucha con romper el estereotipo de profesionales que exigen honorarios inconcebibles solo por dar consejos, lo que conlleva a preguntarse ¿merece la pena invertir cuantiosas sumas en la contratación de una gran empresa consultora? tal vez la clave de la respuesta radique en los beneficios que se derivan de apostar por una pequeña.
¿Cuál es la función de los asesores de empresas?
Quienes se mueven en el medio reconocen lo rápido que evolucionan las ideas sobre la gerencia, argumento que se traduce a la necesidad de contratar a consultores empresariales externos que aporten novedades. Sin embargo, las cosas no funcionan de manera tan sencilla, pues de lo contrario, los consultores quedarían sin trabajo.
¿Qué quiere decir esto? simple, siempre encontrarán nuevos problemas que justifiquen su contratación, o lo que se denomina la estrategia de “aterrizar y expandirse” actuando como verdaderas sanguijuelas que se rehúsan a soltarse; de hecho, cerca del 80% de los consultores temporarios, suelen extender sus servicios al menos por un año, obligándose a preguntar ¿no hubiese sido menos costoso contratarles como empleados públicos?
En efecto, no hay quien niegue que la experiencia bien pueda ameritar el gasto, pero no por ello es recomendable soltar tan fácilmente las cuantiosas sumas que las grandes consultoras tienden a solicitar para cubrir sus honorarios ¿la solución? externalizar, pero con una más pequeña.
¿Por qué elegir consultoras pequeñas frente a las grandes?
Quienes llegan a ver la consultoría empresarial como forma de alcanzar el éxito a través de la contratación de un experto en ciertas áreas, suelen cometer el error de dejarse llevar por lo atractivas que suenan las propuestas de las grandes consultoras, cuando en realidad lo que debe encontrarse es el profesional capaz de impulsar el crecimiento del negocio o empresa venciendo dificultades o saliendo del estancamiento por medio de su fortalecimiento, y esto es factible de conseguir hasta en las más pequeñas, únicamente hace falta trabajar con profesionales que teniendo claro lo que se espera en cada momento.
¿Cómo trabajar con una consultoría empresarial pequeña?
Por más chica que sea, el trabajo con una consultoría empresarial puede resultar abrumador, pese a que son igualmente profesionales experimentados, es el empresario quien, por lógica, tiene mayor conocimiento respecto a su propio negocio, lo que da pie al surgimiento de ciertas discrepancias capaces de poner en riesgo la efectividad de la colaboración. ¿Cómo evitarlo? siguiendo las pautas enumeradas a continuación:
- Ofrecerle a detalle, el objetivo que se pretende lograr a la consultoría empresarial, incluyendo los datos que el equipo de consultores demande acerca del negocio
- Establecer un cronograma de comunicación en el que se especifiquen las fechas de las reuniones semanales, así como también los informes mensuales.
- Fijar un plazo de tiempo para el proyecto.
Asimismo, es conveniente acordar la entrega periódica de un feedback, pues pese a que es indispensable permitir que el equipo de asesores trabaje de acuerdo a su metodología, es una excelente manera de mejorar la colaboración entre ambas empresas; la retroalimentación continua y a plazos establecidos hace posible que cada una de las partes pueda ofrecer lo mejor de sí, lo que se traduce a beneficios tanto para el equipo de negocio, como para la consultoría empresarial.
Las equivocaciones que suelen cometerse al buscar consultorías:
Si bien la reputación y trayectoria de las grandes consultorías es un punto a favor para decantarse por una de ellas al momento de externalizar la gestión empresarial, es necesario considerar muchos factores, después de todo, no se trata de una inversión de dinero pequeña.
Por lo general, quienes hacen outsourcing buscan una opción viable para incrementar su productividad sin demasiado esfuerzo, pero también para ahorrar, lo que conduce directamente a cuestionarse si merece la pena o no pagar lo que demandan las grandes consultorías.
En este contexto son dos los caminos que pueden tomarse: apostar por los servicios ofrecidos por una consultoría pequeña o contratar un profesional independiente, consultor o coach; la razón por la que se recomienda la segunda opción radica en que se trata de emprendedores que, pese a no contar con gran experiencia, son entusiastas del negocio y al moverse en un entorno tan competitivo, buscarán dar lo mejor de sí para abrirse cancha.
Algo similar ocurre con las consultorías pequeñas, por lo que ofrecen sus servicios a precios atractivos sin dejar de cobrar lo que vale su trabajo; la clave del éxito con cualquiera de las dos opciones está sujeta a la firma de un contrato en el que se especifiquen todas las condiciones del proyecto a fin de evitar malos entendidos o problemas a largo plazo.