Sea que viva en casa o en residencias para mayores, el adulto mayor quiere disfrutar de autonomía y realizar tareas cotidianas o desplazarse, por voluntad propia; pensando en ello nacen los andadores para ancianos, herramientas de gran utilidad en la reducción de caídas en su andar. El amplio stock de modelos y marcas complica la elección del adecuado, ya que pese a perseguir la misma función, cada uno tiene su propia utilidad. ¿Cómo escoger? descúbrase a continuación.
¿Qué es un andador para personas mayores?
Igualmente, denominado andador ortopédico para mayores, adultos o ancianos, se trata del aparato cuyo diseño en específico, contribuye a mejorar la calidad de vida de aquellos que presentan dificultades para moverse con autonomía, de ahí lo recomendable de su uso en pacientes con artritis y artrosis, procesos de rehabilitación física, o sencillamente, para quienes se les dificulte el andar con seguridad por el paso de la edad.
¿Cómo adquirir el andador adecuado para personas mayores?
La elección del andador adecuado es trascendental – sobre todo, si el usuario vive en un lugar de cuidados para mayores – ya que es la herramienta funcional que le ayudará a reducir las caídas que suelen acarrear peores consecuencias; los hay sin ruedas, con dos, tres y hasta cuatro, entendiéndose la necesidad de evaluar ciertos aspectos claves que determinen cuál de ellos se ajusta a las preferencias y necesidades de quien lo utilizará.
¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de comprar un andador para mayores?
Más allá del precio del andador, conviene prestar atención al uso que se le pretende dar, es decir, si será utilizado en exterior o interior, de ello dependerá si adquirir uno simple o con ruedas; asimismo, es fundamental atender a los materiales en los que está fabricado – consiguiéndose desde aquellos elaborados en aluminio, hasta los más resistentes de acero inoxidable, e incluso, titanio – por último, la disponibilidad de accesorios, ya que algunos incluyen ganchos, cestas y asientos.
¿Cómo debe ser un andador para mayores?
Los andadores para ancianos deben cumplir con algunas características específicas, aunque su finalidad sea brindarle al usuario comodidad y seguridad al desplazarse, disminuyendo el riesgo de caídas. A grandes rasgos, son accesorios que constan de:
- Estructura metálica dotada de tacos antideslizantes en el extremo inferior de sus patas.
- Sistema de altura graduable.
- Empuñaduras ergonómicas en la parte superior.
Clases de andadores para ancianos:
Pese a que a lo que pueda parecer, considerando la cantidad de modelos de andadores para mayores disponibles en el mercado – básicamente existen dos clases distintas a adquirir en función de las necesidades del usuario: simples y con ruedas.
Andadores para personas mayores simples:
En la primera categoría figuran los siguientes diseños:
- Simple: se habla del andador caracterizado por un soporte más superior respecto al del bastón, de ahí que ofrece mayor soporte; sin embargo, tiene en contra lo complicado de manejar, demandando aprender a utilizarlo por pasos: primero, levantarlo, luego apoyarse en él, y finalmente dar los pasos antes de repetir el proceso nuevamente.
- Articulado: aunque rinde prestaciones similares al modelo anterior, difiere de este por presentar lados de movilidad independiente y alternativa, o lo que es igual, con capacidad de acompañar el paso del usuario sin necesidad de levantarlo completamente en su andar.
- Con ayuda para levantarse: se basa en un aparato que dispone de dos pares de empuñaduras; una de ellas cumple la función de facilitar el acto de erguirse – desde la posición de sentado en un sillón o cama – ya que está dispuesta a media altura.
Andadores para personas mayores con ruedas:
La segunda categoría corresponde a los andadores que pueden tener dos, tres o cuatro ruedas, por ende, tanto su uso como principal objetivo es diferente al de los andadores para mayores simples; en esta clase de aparatos el desplazamiento no demanda acción alguna de alzado, lo que implica una disminución considerable del esfuerzo.
– Andadores de dos ruedas para ancianos:
Representan el punto intermedio entre los andadores simples y los de cuatro ruedas; su principal atributo es el de ser sencillos de utilizar. Se caracterizan por la estabilidad que ofrecen, además de regularse en altura; anatómicamente hablando, muestran un par de ruedas en la parte frontal, dejando para la trasera, un par de patas fijas. En contra, sus pequeñas ruedas no son idóneas para circular en terrenos irregulares o sobre las aceras de la calle, haciendo su uso recomendable sólo para andar en interiores.
– Andadores de tres o cuatro ruedas para ancianos:
A favor, son el modelo más manejable de todos, su diseño se sustenta en una estructura basada en ruedas de mayor tamaño, con dirección y frenos en la parte trasera, resultando ideales para el desplazamiento en superficies irregulares o sobre las baldosas de las aceras en la calle; suelen ser los más vistos en residencias para mayores.
¿Qué factores de calidad tiene que cumplir un andador para ancianos?
En primer lugar, el andador ha de brindar plena seguridad y estabilidad al usuario; el material de su confección tiene que ser resistente, pero a la vez, ligero. Pero eso no es todo, adicionalmente habrá de plegarse con facilidad y su montaje no debe suponer demasiado problema.
Optar por marcas reconocidas por su calidad y fiabilidad es una excelente decisión a la hora de comprar, pues se tendrá la garantía de invertir en un aparato de gran durabilidad por muchos años. No está demás, verificar que incluyan accesorios funcionales – por ejemplo, asiento y respaldo acolchado, asas ajustables o cestas – de contar con asiento, el mismo ha de tener capacidad suficiente para soportar el peso de su usuario.
El andador para ancianos y su importancia en la prevención de caídas:
En sí mismos, los andadores para personas mayores representan una herramienta preventiva frente a las caídas; si bien algunos modelos incorporan sistema de sujeción – mismo que algunos especialistas recomiendan abiertamente – recientes evidencias científicas sugieren lo superior que resultan los efectos adversos por su uso, en comparación a los riesgos que se pretenden evitar; de hecho, son más graves las caídas cuando se utilizan sujeciones.