¿A quién no le gusta lucir un bonito bronceado? el problema llega cuando se abusa de la exposición al sol incurriendo en quemaduras; si bien existen infinidad de productos comerciales y remedios caseros con los que aliviar una piel quemada por el sol, lo esencial es prevenir que esto suceda, ya que al igual que los rayos ultravioletas, representan el principal factor de riesgo en la aparición del cáncer de piel.
¿Por qué es tan importante evitar las quemaduras solares?
La temporada estival trae consigo días en los que, exponerse un par de horas a la luz ultravioleta del sol, se traduce a quemarse la cara, un problema bastante habitual que incrementa el riesgo de padecer daños en la piel y, en el peor de los casos, desarrollar enfermedades tan graves como el cáncer.
Si bien, es posible tratar la cara quemada por el sol con alternativas caseras, lo conveniente es la prevención; parte de la rutina diaria de belleza durante el verano, ha de ser el uso de cremas solares protectoras, aun en días fríos o nublados, ya que a diferencia de lo que se cree, los rayos UV consiguen penetrar igualmente al organismo.
Los rayos solares y su relación con el cáncer de piel:
La piel, demanda estar en contacto con la luz solar para potenciar la fabricación de vitamina D, elemento crucial en la formación de los huesos; el problema, llega cuando se abusa de la exposición a los rayos ultravioletas del sol, ya que una vez que penetran en las capas más profundas de la piel, pueden dañar – e incluso, matar – sus células.
De hecho, está comprobado que la constante exposición a los rayos solares por varios años, es el principal detonante de la aparición de cáncer en la piel, riesgo que se potencia en personas con poca melanina, al ser quienes se queman más fácilmente.
¿Cómo tratar naturalmente la cara por quemaduras solares?
Existen infinidad de alternativas naturales para aliviar las molestias que ocasiona una cara quemada por rayos ultravioletas, y aunque a continuación se plantean 3 de ellas, resulta imperioso enfatizar en la importancia de la prevención.
1. Melón y sandía:
Al ser frutas con cualidades hidratantes, el melón y la sandía se convierten en aliados a la hora de refrescar la piel quemada; del primero, lo útil es su pulpa, mientras que, de la segunda, la parte aprovechable para el objetivo, se encuentra en la concha.
¿Cómo utilizar el melón en el tratamiento de quemaduras solares?
Cuando el daño está hecho, y los consejos de prevenir las quemaduras solares llegaron tarde, la pulpa del melón llega al socorro; bastará con extraer la pulpa – descartando las semillas – para formar una especie de mascarilla que se aplicará sobre la zona afectada a fin de que actúe alrededor de 10 minutos. Finalmente, retirar y enjuagar con abundante agua fría.
La sandía y su efectividad en el alivio de quemaduras de sol:
El efecto hidratante de la cáscara de sandía proporciona alivio inmediato a las dolorosas lesiones que provoca una quemadura solar en la cara. Será suficiente con dejar limpia la zona y tras enjuagarle empaparle de agua fría, disponer cuidadosamente la cáscara de una rodaja de la fruta permitiéndole reposar unos 15 minutos, antes de aclarar con más agua fría.
2. Infusión de manzanilla:
Las propiedades analgésicas y antinflamatorias de la manzanilla le convierten en un tónico natural capaz de contribuir al alivio y regeneración de la piel tras sufrir agresiones por rayos solares. El ardor y sensación de picor propios de la condición, consiguen calmarse simplemente con disponer sobre el área afectada, compresas empapadas en la infusión de la flor.
3. Gel natural de aloe vera:
La tercera y última alternativa natural planteada para tratar quemaduras solares no es otra que el cristal que contiene la planta de aloe vera; su composición de nutrientes esenciales y agua, contribuye a la reparación celular restaurando la piel de forma más rápida.
Pero eso no es todo, sus componentes activos, igualmente combaten la resequedad, calmando la irritación y evitando la aparición de úlceras. ¿Cómo aprovechar sus beneficios? Cortar una hoja de la planta, pelar y extraer el gel contenido en su interior; lavar y secar la zona afectada, para finalmente, aplicar una generosa cantidad del ingrediente. Dejar secar, de quedar residuos, retirarlos ayudándose de un paño húmedo; repetir dos o tres veces al día.